Los recientes estallidos sociales en Ecuador y Chile son un ejemplo de lo frágil que puede ser la institucionalidad en América Latina, incluso en países que, a priori, pueden ser considerados como estables en la región. En ambos casos el problema de fondo es la desigualdad. Ahora, además, se han desatado protestas en Bolivia por las acusaciones de fraude electoral.
Sin embargo, existe un país en América Latina que sí puede presumir de tener una democracia plena, la más avanzada de la región, y es Uruguay. Sus libertades civiles, su pluralismo y su proceso electoral así lo demuestran, tal y como refleja el último Índice de Democracia elaborado por The Economist.
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