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Maurice Pialat, el cineasta desconocido en España que logró la Palma de Oro más polémica de la historia

Damien Chazelle, cineasta autor de La La Land y Whiplash, hace lo mismo con A nuestros amores, también de Maurice Pialat. Desde hace años, es habitual encontrar a grandes autores que reivindican a este director francés que, sin embargo, sigue siendo casi un desconocido en España.

Parece que durante décadas todo el cine de autor que llegó de Francia era el que llevaba el sello de la Nouvelle Vague, y que bajo la sombra de Godard, Truffaut y compañía, había poco espacio para otros cineastas como Pialat, cuyo cine vivo, incómodo y moderno sí que conquistó su país, pero tuvo difícil viajar fuera. Si en EEUU son nombres como los de Cuarón o Chazelle los que reivindican a Pialat, aquí son directores jóvenes como Jonás Trueba o Elena López Riera los que siempre se acuerdan de él.

Fueron ambos realizadores los que presentaron el ciclo de películas restauradas de Pialat que durante todo el mes de julio se va a poder ver en salas de cine españolas gracias a la labor de la distribuidora Atalante, que desde que descubrieron a principios del nuevo milenio la obra de este director (que falleció en 2003), tuvieron claro que había que intentar reivindicarlo y traer sus títulos a España. Lo han logrado finalmente en un acto de apoyo radical al cine de autor. Tanto Jonás Trueba como Elena López Riera coinciden en una característica fundamental de Pialat, y es que es “un cine vivo”.

Para López Riera lo más relevante del cine de Pialat es que “no juzga a sus personajes, tienen violencia y amor a partes iguales”, pero sobre todo destaca que para él “la película es un proceso orgánico en el que se puede cambiar el guion, se introducen improvisaciones e incluso se cambia la época de una película, como paso en A nuestros amores”. “Eso se está perdiendo. Cada vez más nos piden que todo esté controlado, escrito y calculado. Recordar que el cine fue una vez estas cosas vivas hace mucho bien”, dice la directora de El agua.

Esa capacidad de sentirse “viva” es lo que destaca Jonás Trueba de un cineasta con una “personalidad apabullante y compleja”. “Hizo pocas películas, todas impresionantes y todas producen una incomodidad… Es un maestro del movimiento, de los actores, te sorprende en cada plano. Es uno de los cineastas más modernos de la historia del cine. También muy de su tiempo, pero lo miras hoy y aprendes un montón de muchas cosas de actitud, de puesta en escena. Es un cine irreductible, violento, duro, que hasta te abofetea, de hecho sus personajes se abofetean mucho, pero hay una humanidad dentro. Es un cine justo, no es pretencioso, no parece más de lo que es. Creo que Pialat es un maestro de la personalidad y la actitud”, añade Trueba.

Abucheos en Cannes

A Maurice Pialat muchos cinéfilos le recordarán también por haber protagonizado la que es, probablemente, la Palma de Oro más polémica de la historia del Festival de Cannes. Era el año 1987, y Pialat había presentado allí su adaptación de la novela de Georges Bernanos, Bajo el sol de satán. La crítica había sido muy cruel con el filme, y pocos consideraban que podía ganar, pero finalmente Pialat se hizo con la Palma. Cuando subió a recogerla, el público comenzó a abuchear, a lo que él cineasta, ni corto ni perezoso, contestó: “Si no os gusto, vosotros tampoco me gustáis a mí”.

Con A nuestros amores consiguió atrapar todo lo que ocurre en la adolescencia. Lo que te bulle, la rebelión, los amores, la rebelión contra los padres… eso es atemporal

Sylvie Pialat — Productora y viuda de Maurice Pialat

La viuda de Maurice Pialat, Sylvie, también acudió a presentar el ciclo en Madrid. Ella, actualmente una productora importante en Francia con Les filmes du Worso, recuerda en primera persona lo ocurrido en aquel Cannes. Ya se habían vuelto, porque no daban por hecho que fueran a ganar. Estaban cenando en Marsella. “Entonces no había teléfonos móviles”, remarca ella para que se entienda que, en un acto casi de fe, una responsable de prensa del filme había dado el número del restaurante al festival por si finalmente recibían algún premio. “Era joven y romántica”, apunta Sylvie Pialat.

“De pronto llamaron y tuvimos que volver corriendo. Nos cambiamos en el parking y subimos a la ceremonia, pero no sabíamos si habíamos ganado la Palma de Oro u otro premio, porque no te lo dicen, así que pensamos que podía ser Mejor actor. La favorita era Ojos negros, de Nikita Mijalkov, y Mastroianni, que la protagonizaba, ya tenía el premio a Mejor actor, así que pensamos que ellos serían la Palma. Eran los dos últimos premios”, rememora Pialat, que asegura que Maurice siempre buscaba mucho las palabras que decía, pero que en aquel momento, “por primera vez en su vida se le ocurrió una frase tan buena tan rápidamente”. No cree que la polémica fagocitara la película, al revés, explica que a la vuelta, en París, la gente les reconocía y les levantaban el puño en señal de victoria.

Sandrine Bonnaire debutó en 'A nuestros amores', de Muarice Pialat Sandrine Bonnaire debutó en 'A nuestros amores', de Muarice Pialat

Aunque muchos periodistas le calificaran como provocador, Sylvie Pialat lo descarta de lleno y dice que eso es algo que decía la prensa, pero que ni siquiera los espectadores lo ven así. Le emociona ver a gente joven descubriendo el cine de Maurice y emocionándose. Por eso destaca que una de las características de su cine es que “se interesó por todas las etapas de la vida de forma muy horizontal y hablando al corazón de la gente”. “Con A nuestros amores consiguió atrapar todo lo que ocurre en la adolescencia. Lo que te bulle, la rebelión, los amores, la rebelión contra los padres… eso es atemporal”, valora, y dice con ironía que muchos espectadores cuando descubren su cine piensan que es un director contemporáneo, que sigue vivo. “No entienden por qué han visto todas las películas de la Nouvelle Vague y no conocían el cine de Maurice”, apostilla.

Como productora siempre mira también al cine español. Ha participado en títulos como El agua, Volveréis o Robot Dreams. Dice que se fija en los directores más que en los guiones, y apunta a tiempos que pueden ser convulsos incluso para el envidiado cine francés: “Canal Plus está dando menos dinero al cine, y las plataformas están obligadas a poner dinero, pero no les interesan las salas. No son su objetivo. El cine siempre es frágil, porque muchos preferirían que fuera el ministro de Hacienda quien se encargara, pero si la extrema derecha llega dentro de dos años… adiós muy buenas. Es un gran problema, y no podemos hacer mucho. Es complicado”.

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