
Un reto casi imposible y, al mismo tiempo, una oportunidad ilusionante. El patrimonio románico genera decenas de miles de visitas cada año en la España de interior —donde se presenta como un valor seguro junto a los célebres bienes patrimonio mundial—, pero el enorme desafío consiste en colarse en las rutas que recorren emitas, iglesias, catedrales y monasterios medievales, buena parte de ellos en el medio rural, donde han sido conservados o, para ser precisos, ignorados para bien. La comarca de La Bureba, situada en el norte de Burgos, lucha desde hace años por dar a conocer las singularidades de un patrimonio interesante, rudo, primitivo y disperso al mismo tiempo.
Leer más: Las dificultades de crear una ruta del Románico desde la nada















