Es curioso cómo las dos franquicias creadas por LucasFilms (y ahora propiedad de Disney) han tomado la misma decisión en un momento crucial de su historia. Si Star Wars reordenaba las piezas con El despertar de la fuerza, un ejercicio nostálgico tras la decepción entre los fans de la segunda trilogía (los episodios I, II y III), Indiana Jones se enfrentaba ahora al mismo problema. Tras una cuarta entrega, Indiana Jones y la calavera de cristal, que por primera vez encontró las fauces de la crítica y no dejó calado en el público, Disney decidía apostar por una quinta película con la que revitalizar la franquicia, al menos, un episodio más.
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