
Mirar al campo, a su gente y a sus costumbres no es fácil. Casi siempre se produce una mirada desde arriba, con condescendencia. El cine, cuando mira a una realidad que no conoce, acaba pareciendo un impostor cargado de buenas intenciones, y cuando el cine mira al campo le pasa eso, que se nota el artificio. El cine es un arte que muy pocos pueden estudiar. Una escuela de cine cuesta mucho dinero, y eso acaba afectando a las historias que se cuentan. Historias burguesas, donde el campo suele ser un escenario o idealizado o demonizado.
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