La "primera fase" del acuerdo comercial entre Estados Unidos y China entró en vigor este viernes con notables recortes de aranceles por ambas partes, aunque el brote del coronavirus añade dudas acerca de la capacidad de Pekín de cumplir sus compromisos de incrementar la compra de productos estadounidenses.
El pacto alcanzado en enero, calificado por el presidente estadounidense, Donald Trump, como "revolucionario" supuso el inicio de la tregua entre ambos países tras más de 18 meses de guerra comercial.
Esta primera fase, que entró en vigor la pasada madrugada, implicó la reducción de los aranceles de EE.UU. del 15 % a 7,5 % a importaciones chinas por valor de 120.000 millones de dólares, aunque mantiene intactos los del 25 % a otro grupo de importaciones que suponen 250.000 millones de dólares.
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