La reactivación del conflicto entre las Fuerzas Armadas birmanas y el grupo rebelde Ejército de Arakan se ha intensificado, generando abusos contra la etnia minoritaria rakáin, lo que se suma a la persecución que padece desde hace más de dos años la minoría musulmana rohinyá.
"En un intento por evitar que los civiles apoyen a la insurgencia, el Tatmadaw (como se denomina al Ejército birmano) ha interrumpido el abastecimiento (de alimentos y otros productos de primera necesidad) a las comunidades de etnia rakáin", denunció hoy una comisión investigadora de la ONU sobre los crímenes perpetrados en Birmania.
Simultáneamente, las fuerzas de seguridad han restringido la libertad de movimiento de los habitantes y el acceso humanitario a esas comunidades, "lo que significa que no pueden ganarse la vida ni obtener alimentos", señala esa comisión en un informe hecho público hoy.
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