Un libro protagonizado por una serie de mujeres que habitan en un pueblo del norte de España a mediados de los setenta, sometidas todas ellas a violencias silenciadas. Violencias a las que, para la autora, hay que “poner nombre y denunciar”. Incluidas las que sufren tanto ella como sus compañeras de profesión.
“Hay periodistas que mienten a sabiendas, y eso es difícil de combatir”, critica la presentadora de La hora de La 1 en TVE, que aprovecha para defender la labor de la televisión pública, la profesión en su conjunto, la “humanización” de todos los entrevistados sean del espectro que sea, y las condiciones laborales de su oficio: “¿En qué momento pensamos que se ejerce con más libertad nuestro oficio cuanto menor es el sueldo?”.
Las protagonistas de su libro están condenadas al aislamiento por el silencio, ¿el feminismo ha hecho que ahora estemos menos solas?
Ahora vemos que lo que retrato en el libro está mal, que es un avance. Me pregunto si siempre hemos denunciado o si era más cómodo callar, mirar para otro lado y dejarlo correr. Y en ese dejarlo correr, cubrirlo de silencio es al final como ser cómplice de ello. Lo ocultas, lo niegas como si no existiese, porque las cosas que no nombramos, no existen.
¿Se aborda bien la violencia machista en los medios?
Creo que en la mayoría se hace con corrección, y a mí muchas veces me falta humanidad. Por eso cuando abordo un caso de violencia machista, intento poner el nombre de la víctima, decir a qué se dedicaba, si tenía hijos, si tenía padres, porque si no, corremos el riesgo de que la víctima se quede en un número que engrosa una estadística.

¿Es importante dar esta humanidad para contrarrestar los discursos de quienes niegan la violencia de género?
Es que una de sus herramientas es la deshumanización, decir que no ha sucedido, que no era así. Y la humanización, no solo en el caso de la violencia machista, sino prácticamente en todos los asuntos de actualidad, nos puede acercar muchísimo más a la verdad de lo que está sucediendo.
¿Incluida la política?
Sí. Es importante humanizar a los políticos porque muchas de sus decisiones tienen que ver con la vida que han tenido, la que tienen y sus aspiraciones. Son personas, y buena parte de su enfoque es lo que les ha pasado y lo que quieren para sus hijos, familiares o ellos mismos.
Es importante humanizar a los políticos porque muchas de sus decisiones tienen que ver con la vida que han tenido
Quizás es algo que ellos mismos silencian, y por eso sorprendió tanto la carta que escribió Pedro Sánchez dudando sobre si dimitir.
O porque igual ellos mismos no han querido humanizarse demasiado y mantenerse un poco al margen, pensando que en un momento determinado quizás era mejor enfrentarse a la política con cierta frialdad.
¿Cuáles son las violencias silenciadas que viven las mujeres dentro del periodismo?
Hay distintas, y todavía siguen en el oficio. Están las mujeres que han ido a coberturas y han denunciado que sus compañeros querían agredirlas; a las que no se ha dejado llegar a cubrir determinado tipo de información porque era más conveniente que la cubriese un compañero; y las violencias terribles a las que se enfrentan las que cubren zonas de conflicto.
También nos hemos enfrentado durante mucho tiempo al paternalismo y a la condescendencia, a compañeros varones que te veían llegar y hacían un comentario de: “Te lo voy a explicar para que lo entiendas”. Que me hace mucha gracia porque cuando les dejas explicarlo, a veces sueltan sentencias absolutamente ridículas. Y luego está la violencia de los ataques en redes sociales, con la que convivimos hombres y mujeres, pero que en nuestro caso siempre lleva aparejados apelativos relacionados con el sexo, buscando la cosificación.
¿Esto cómo lo lleva?
A mí me ayuda mucho hacerlo racional. Creo que cuando no entiendes por qué se producen todos esos ataques que estás recibiendo a través de las redes sociales, quiénes los alientan o cuál es su objetivo, si no le ves un sentido, puedes pensar que eres tú quien está haciendo algo mal. Yo tengo la suerte de tener a personas que me ayudan a ver por qué se producen y tengo claro que es para que dé un paso al lado. Quienes ponen estos tuits van desde pseudomedios a partidos políticos que tienen unos intereses, y algunos son perfiles fake. Los que critican de forma soez y poco constructiva e insultando son muy pocos pero berrean mucho. La crítica constructiva es siempre bien recibida, la otra son mucha gente que pierde mucho el tiempo a la vez.
¿Cuál es el buen periodismo?
El que es honesto y cuenta las cosas como son, tampoco tiene muchos más ingredientes. Es una receta muy sencilla, muy antigua, de un oficio que no vamos a descubrir nosotros. Contamos las cosas con honestidad y con rigor. Y ya está.
Pero no es lo que hace todo el mundo.
Claro, igual ahí algunos cojean.
Hablábamos de las redes, pero los bulos también han llegado a telediarios y programas de televisión, como ocurrió con Íker Jiménez y la DANA, pero no tuvo consecuencias. ¿Por qué?
Que hay una parte de, no sé si de los periodistas, que han pervertido nuestra profesión. Eso no significa que nuestra profesión no sea necesaria, sea mala o esté mal enfocada; sino que algunos ejercen el periodismo de una forma perversa. Lo digo porque a raíz de este tipo de bulos se está poniendo en jaque a toda la profesión. Y no. En este país hay muy buenos periodistas, hay muy buen periodismo y no deberíamos tolerar que por cuatro que están difundiendo bulos, de repente nuestra profesión sea accesoria porque no lo es.
¿Depende entonces de un esfuerzo individual?
Claro, es que lo que a ti te llama la atención es que cuando un periodista lance un bulo, no se le sancione. Habría que sancionar las mentiras y también ver quiénes son los que financian a todos los medios de comunicación. Incluidos los pseudomedios, que realmente son páginas web con apariencia de medios de comunicación; y que mienten, y mucho, para colocar el debate público un punto por un determinado objetivo. Si el resto declaramos el dinero que recibimos, y si ellos han venido a jugar y tanto les molesta que les llamemos pseudomedios, tendrían que hacer lo mismo.
¿Qué importancia le da a los datos de audiencia?
Me han dicho muchas veces que una televisión pública tiene que ser de calidad y que no importa la audiencia. Entonces, ¿estamos haciendo una televisión estupenda para que no la vea nadie? No tiene sentido. Tenemos que llegar al mayor número de gente posible. ¿Por qué vamos a renunciar a ello?
Si tanto molesta a los pseudomedios que les llamemos así, empecemos por saber quiénes están detrás de su financiación
De un tiempo a esta parte se está demostrando que al apostar por formatos como La revuelta, hasta Pablo Motos no tiene por qué ser intocable en su liderazgo. Y ha sido batido por la televisión pública.
Pasamos de los productores que decían que como es una tele pública con contenido de calidad, no hace falta meterse en la guerra de audiencias, a los que defendían que no hay que tocar los formatos de otras cadenas. ¿Y por qué no? ¿Por qué vamos a renunciar? La filosofía de la televisión es hacerla en mayúsculas y que llegue al mayor número de personas, no cambia porque estemos en una pública.
Comparte franja con otras dos mujeres, Ana Rosa Quintana y Susanna Griso, pero al llegar el prime time, los presentadores son hombres. ¿Por qué puede haber un bastión de mujeres por las mañanas y no por las noches?
Poquito a poco se va abriendo la brecha. Las mañanas tienen rostro eminentemente femenino, pero tratamos temas de absoluto calado. No vería que la mañana es un reducto de mujeres porque es lo que le corresponde a las mujeres, y que la noche es un formato exclusivamente para hombres.
Ana Rosa se quejó de que cuando ella expresaba su opinión y línea editorial no se consideraba lícito, pero que cuando lo hace usted, sí. ¿Qué opina al respecto?
Pues es su opinión. En todo caso me gusta que vea el programa. Me parece genial.
¿Tiene un perfil favorito de entrevistado?
Me gustan los que son sinceros a pesar de su contradicción, porque siempre enriquecen. Quien reconoce sus contradicciones delante de una cámara son un lujo en estos días en los que todo el mundo parece tener la respuesta sacada del bolsillo, y prácticamente la conoces de antemano. O estos políticos que pueden proyectar unas luces largas por toda su carrera, y pueden hablar con absoluta sinceridad sin sentir la presión de su fuerza política.

Pensando en el futuro, ¿hay algo en especial que le preocupe para que las periodistas podamos ejercer mejor, o no mejor, simplemente ejercer nuestra profesión?
Hay medios de comunicación y periodistas que mienten a sabiendas, y eso es muy difícil de combatir. Porque quien miente a sabiendas sabe que está mintiendo, y que va a hacer algo muy peligroso y reprochable. Hay periodistas que saben que su titular deja un margen a la interpretación y que podrían cerrarlo un poco más, pero probablemente no sería tan jugoso. Hay un montón de ejemplos. Hemos visto cómo se llevan mentiras a portadas de periódicos. Contra particulares, contra partidos políticos.
Hay medios de comunicación y periodistas que mienten a sabiendas, y eso es muy difícil de combatir. Porque quien miente a sabiendas sabe que está mintiendo, y que va a hacer algo muy peligroso
¿Cómo valora las condiciones laborales de los periodistas?
Desgraciadamente, hay una precariedad enorme en esta profesión, pero enorme. Los periodistas tienen que tener un sueldo justo porque hacen una crítica muy importante y hay que blindarles, decirles que su trabajo es necesario. Los periodistas tienen que estar bien pagados. En qué momento pensamos que había que mal pagar a un periodista, o a cualquiera. Pero hablando de nuestra profesión, en qué momento podíamos pensar que se ejerce con más libertad nuestra profesión cuando menor es el sueldo. Pues no, la precariedad es el antídoto del buen periodismo.
¿Y qué ve que sí que se está haciendo bien y merece la pena cuidar?
En este país hay muy buenos periodistas y se hace muy buen periodismo. Muchas veces trabajan en condiciones duras, pero eso no les hace dar un paso atrás. Todo lo contrario.
Vídeo de la entrevista completaVídeo: Lourdes Jiménez, Adrián Torrano y Nando Ochando