
El próximo 23 de julio no estamos votando al partido que nos va a gobernar, estamos votando la calidad de nuestra democracia, y debemos ser conscientes de que corremos el riesgo de que el resultado no sea digno de llamarse así, democracia. En 1933 Hitler llegó al poder utilizando las instituciones democráticas que después él mismo se encargaría de destruir. ¿Estoy exagerando? ¿Por mi boca habla el miedo y el desconcierto que siento en estos momentos? Ojalá sea eso y no que nuestra democracia está siendo seriamente amenazada.

















