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Luis Planas: "El proteccionismo produce pobreza"

Luis Planas:

Tras acompañar a Pedro Sánchez en su viaje China y Vietnam para abrir mercados alternativos a EEUU ante el golpe de los aranceles, el responsable de Agricultura reclama unidad en Europa y en España e insta al PP a respaldar al Gobierno

Los exportadores de vino, aceite o calzado ven en peligro contratos por los aranceles: "Se han paralizado pedidos y proyectos"

El sector primario, como la industria, lleva semanas pendiente de Washington, de qué decida Donald Trump con los aranceles, porque sus medidas influirán en dos sectores claves para el campo español, como el aceite de oliva y el vino.

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha repetido en varias ocasiones que la Unión Europea tiene que dialogar, pero también mostrar firmeza para defender un sector que no vive momentos tranquilos. Hace un año, las protestas de los agricultores y ganaderos concentraron la atención de Europa y muchos de los problemas que se plantearon siguen latentes.

Estamos en unas semanas de mucha incertidumbre. Acaba de reunirse con las organizaciones agrarias y es obvio que se habló de aranceles, porque EEUU es un mercado clave para el aceite de oliva y el vino. ¿Es muy grave para el campo español que tengamos un arancel del 10% o del 20%?

Lo que es realmente grave es el desconocimiento de qué va a pasar. Las medidas anunciadas, sobre todo a partir del 2 de abril, pero incluso las anunciadas antes, han producido mucha incertidumbre. Eso se ha reflejado en los mercados, en las bolsas, en los mercados de deuda y, evidentemente, en la actitud de los empresarios. Concretando en el sector agroalimentario español, estamos interesados no solo en mantener, sino en desarrollar nuestra presencia en EEUU, que constituye el segundo mercado fuera de la UE. Dos tercios de los 75.000 millones de exportaciones españolas van a la UE. Un tercio, fuera. Ahí el primer país es Reino Unido, con aproximadamente unos 4.300 millones de euros. El segundo es EEUU, con unos 3.600. Y el tercero es China, con 1.900 millones. 

El conjunto del sector primario está preocupado, porque no solo se trata de exportaciones, sino que todos estos movimientos comerciales pueden afectar a los mercados y a los costes, por ejemplo, a la alimentación animal. Conduce, en definitiva, a un desarreglo del funcionamiento de la economía. Y lo que me parece más grave de todo es que el proteccionismo produce pobreza. Un comercio internacional basado en reglas, como el que hemos tenido en los últimos 40 o 50 años, es donde podemos desarrollar nuestra capacidad. Produce un aumento de renta. Por ejemplo, las cifras de hambre y malnutrición en el mundo han venido descendiendo gracias a eso. Por tanto, todo lo que sea proteccionismo es una fuente de pobreza.

Usted ha dicho en varias ocasiones que estamos en un momento de palabras, no de hechos, que todavía se está negociando. Pero también ha dicho que si esa negociación no prospera, la UE tiene que reaccionar con fuerza y con firmeza. ¿En qué se traduce esa fortaleza? ¿Cuál debería ser la respuesta?

En cualquier situación de conflicto y este es un conflicto en materia comercial, siempre hay que negociar y buscar una solución. Pero para negociar hace falta que las dos partes quieran. La UE ya lo ha dicho y España apoya esa posición. [El comisario de Comercio, Maros] Sefcovic ha estado en Washington. También el ministro de Economía y Comercio, Carlos Cuerpo. Vamos a ver si sale la posibilidad de buscar, en estos 90 días, una solución negociada, sin olvidar que ese 10% que continúa vigente, impuesto por EEUU, es una barrera injusta e injustificada. No tiene ninguna razón de ser. Hay que buscar una solución. Y si no, lo que tiene fuerte la UE son dos cosas. Una, somos un gran mercado, en exportación y en importación y, por tanto, si adoptamos medidas de respuesta lógicamente afectarán a quien nos está exportando. La segunda, la unidad europea supone probablemente nuestro mayor elemento de fortaleza. Y es una cuestión que tenemos que preservar, a nivel europeo y a nivel nacional en España.

Los agricultores y los ganaderos están preocupados por las ayudas que puedan recibir. ¿Pueden esperar ayudas?

Tenemos que analizar la respuesta en función de cada situación y de cada escenario. Manejar escenarios hipotéticos respecto del conjunto del comercio mundial es prácticamente imposible. Hemos sido el primer país de la Unión Europea en aprobar un programa de respuesta y relanzamiento comercial por valor de 14.320 millones de euros, donde se incluyen ayudas en materia de avales y de créditos de liquidez para permitir la continuidad productiva de las empresas afectadas. También, de aseguramiento de los créditos a la exportación y medidas de promoción comercial. Si hacen falta otros instrumentos u otros mecanismos se verán.

En este escenario. ¿Cómo ve el papel de Vox que lleva tiempo apoyando a Trump y a la vez dice que los aranceles son negativos para el campo español?

Creo que esta es una de las grandes contradicciones. El presidente del Gobierno y el Gobierno de España están, en estos momentos, liderando la respuesta política a nivel nacional, en plena coordinación con la presidenta Von der Leyen. Hemos tendido la mano para que el Partido Popular pueda apoyar estas medidas. Si no lo hace tendrá que explicar por qué. Del mismo modo que reclamamos la unión de los países miembros de la UE es fundamental también la unidad de nuestras fuerzas políticas en defensa de los intereses nacionales y de la UE.

En el caso de Vox, se ha alineado con las medidas adoptadas por la administración norteamericana. Su posición es claramente inexplicable desde el punto de vista de los agricultores o los ganaderos que siempre dicen defender. Por otra parte, hay una relación bilateral, muy estrecha, entre el Partido Popular y Vox, en muchas comunidades autónomas donde el Partido Popular depende de Vox para gobernar. Y ahí también tiene que efectuarse una opción. Creo que este es un momento, como todos los momentos complicados, de grandes decisiones. La oposición tiene, en un momento grave para el conjunto de España y particularmente para el sector agroalimentario, que alinearse con el Gobierno.

Vemos una gran debilidad en la dirección del Partido Popular. Cada pequeño golpe de viento modifica sus opiniones

¿Espera ese cambio? ¿No lo ve factible?

Depende del Partido Popular. Ha habido algunas señales, al principio, que parecía indicar que había una voluntad de apoyo. Después, han desaparecido. Sinceramente, vemos una gran debilidad en la dirección del Partido Popular. Cada pequeño golpe de viento modifica sus opiniones y claramente cuando se está en el gobierno, pero también cuando se está en la oposición, hay que tener rumbo, determinación y yo creo que eso es lo que en estos momentos pide la sociedad española y es lo que intentamos dar desde el Gobierno: un rumbo en una situación de incertidumbre. Saber hacia dónde vamos y, sobre todo, qué instrumentos y con qué medios vamos a defender nuestros intereses. 

Se abren nuevos mercados, como el de Mercosur, un acuerdo que aún está por aprobar, pero que también están opciones como Japón o Corea. Sin embargo, el sector primario ha dicho en los últimos días que no pueden sustituir el peso que tiene EEUU.

No solo estamos hablando del volumen, sino de las características de nuestra presencia desde un punto de vista económico. Por ejemplo, tanto el aceite de oliva como el vino tienen una retribución media superior en el mercado norteamericano a otros mercados. Estar en el mercado norteamericano, muy estricto por las condiciones de acceso, promociona la imagen de nuestro producto de cara a terceros países. Una observación sobre el aceite de oliva virgen extra en EEUU, la opinión pública lo asocia muy estrechamente con la salud y para nosotros es fundamental porque es un instrumento de promoción muy importante. 

Otros acuerdos son necesarios para expandir nuestro comercio. En el caso de Mercosur sí que es una gran ventana de oportunidad. Estamos hablando de cuatro países que suponen un conjunto de 268 millones de consumidores. Solo Brasil, 212 millones y, además, un mercado en el cual el aceite de oliva es particularmente apreciado. Aceite de oliva, vino, quesos, productos transformados tienen en Mercosur unas grandes posibilidades. La Comisión Europea va a presentar en el segundo semestre, bajo presidencia danesa, cuál es su estrategia de cara a la ratificación. Yo creo que tenemos posibilidades de que, más pronto que tarde, el acuerdo con Mercosur esté ratificado y entre en vigor.

Pero le quedan meses todavía meses por delante.

Sí quedan meses, porque esto no se hace en 48 horas. Ojalá fuera posible antes de final de año o a principio de 2026 tenerlo ratificado. Además, si tenemos en cuenta cuál es la dinámica que se plantea entre EEUU, por un lado, la Unión Europea, China, por otro, Mercosur y particularmente Brasil, juegan un papel fundamental.

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas

Acaba de volver de China y de Vietnam. Con China se han cerrado dos acuerdos importantes, uno relacionado con el porcino y otro con las cerezas. Con China tenemos muchas oportunidades, pero tenemos disputas comerciales. ¿Habrá que ceder en alguna de estas disputas? 

El presidente del Gobierno lo dijo muy claro: China es un socio de la UE y el hecho de ser un socio significa cooperación y en ocasiones también competencia. La cuestión es cómo arbitramos los mecanismos para llegar a acuerdos. En el supuesto de que haya cuestiones abiertas, las hay en relación con el vehículo eléctrico, por parte de China con el coñac, con los productos del cerdo y con los lácteos. Son investigaciones antidumping que están abiertas. Creo que hay que situar todas ellas en el nuevo contexto que se plantea a raíz de las decisiones adoptadas por la administración norteamericana. Esto se lo hicimos también saber y lo conversamos en las reuniones en Pekín. Espero y deseo que esos temas no sean objeto de problemas de cara al futuro. 

Volviendo a España y después de reunirse con las organizaciones agrarias. Hace un año que se vivieron las protestas más relevantes del campo español en muchos años. ¿Cree que ese malestar sigue latente?

En las protestas del año pasado había dos componentes. Uno, una serie de reivindicaciones concretas que intentamos atender de las 43 medidas que planteamos desde el Gobierno de España y también en la respuesta que se dio desde la CE. Y una segunda cuestión, un reconocimiento de la importancia estratégica que tiene todo el sector agroalimentario para la sociedad. En ambas cuestiones hemos progresado mucho. La Comisión Europea lanzó un diálogo estratégico con el sector primario, puso en marcha un procedimiento exprés, a la petición de los Estados miembros encabezados por España, sobre la simplificación de la Política Agrícola Común. Se han dado pasos correctos.

La orientación de la Comisión en esta legislatura me parece positiva. El documento sobre la visión de la agricultura y la alimentación presentado en febrero se alinea perfectamente con lo que en España hemos aprobado en la Estrategia Nacional de Alimentación. ¿Qué significa? Reconocer al sector agroalimentario como estratégico, poner las condiciones para que los ingresos de agricultores y ganaderos sean suficientes, a través del mercado, de la PAC y de nuevas fuentes de ingresos vinculados a la bioeconomía. 

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas. El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas.

En el acuerdo con la Comisión de hace un año se vio cierta cesión en temas medioambientales en favor de algunas de las reivindicaciones de los agricultores.

Creo que se buscó un equilibrio razonable. En cualquier negociación siempre tiene que haber una cesión por ambas partes. Lo que se intentó es hacer más sencillo para los agricultores y ganaderos la aplicación de la PAC y sobre todo un cambio de orientación, pasar de la imposición vía regulación al incentivo. Es decir, si usted lleva a cabo una práctica que mejore la conservación del suelo, del agua, de la biodiversidad, del paisaje, usted tendrá una compensación, una retribución extra. El acuerdo fue razonable.

El Ministerio acordó con el sector reforzar la AICA, la Agencia de Información y Control Alimentarios, y darle más capacidad de inspección y sanción. Sin embargo, PP y Vox votaron en contra de ese refuerzo. ¿Es posible reforzar la AICA?

Los agricultores tienen organizaciones agrarias que defienden sus intereses, tienen las cooperativas, que son un medio para organizarse, disminuir costes y negociar mejor, pero es verdad que son el eslabón débil de la cadena alimentaria. Plantee transformar la AICA en una agencia estatal de inspección de la cadena alimentaria. Mi intención es que, como estamos discutiendo un paquete europeo, incluiremos la agencia estatal dentro de la transposición de ese paquete. Será un salto muy importante porque estamos hablando de transparencia de la cadena, de equilibrio en la formación de precios y de equidad y dignidad en los rendimientos en cada eslabón de la de la cadena.

¿Cree que con este voto en contra de PP y de VOX ha quedado patente que una cosa es lo que dicen respecto al campo y otra cosa es lo que hacen?

En su pregunta está casi la respuesta. En esta Legislatura por parte del Gobierno se ha manifestado nuestro alineamiento en la defensa de los intereses del sector primario y del conjunto de nuestro sector agroalimentario. Desde el principio de siglo los gobiernos del Partido Popular han aprobado un total de 15 millones, en el contexto del paquete lácteo, de ayudas directas complementarias de la PAC. Nosotros hemos aprobado 1.380 millones, que han sido abonados a agricultores y ganaderos, más las medidas compensatorias y de ayudas en relación con la DANA, más un conjunto de aproximadamente 4.000 millones de euros en otras medidas diferentes de las ayudas directas, que han venido a compensar los incrementos de costes derivados de la guerra de Ucrania y también de la sequía de 2023. 

Ha habido, claramente, un apoyo explícito al sector primario. La oposición tiene siempre la posibilidad de, a través del voto, mostrar su apoyo a las medidas positivas que adopta el Gobierno. Y lamentablemente, en la mayor parte de esas medidas no hemos tenido un apoyo por parte de ni del Partido Popular ni de Vox. Cada uno se retrata frente al sector agroalimentario. No se trata de hacer una fotografía con unas vacas, unos corderos o una explotación agrícola una vez cada seis meses. Se trata de trabajar cada día por un sector que lo merece y que lo necesita.

Una derivada de las protestas es la representatividad del sector agrario. De hecho tras el encuentro del lunes se vio cierta tensión entre algunas de las organizaciones. ¿Cree que el campo está bien representado?

Todo lo que suponga un mayor nivel de representatividad de las organizaciones agrarias y también de la pluralidad de puntos de vista me parece positivo. Yo me encontré con una ley inaplicable, una reforma de la anterior norma de representatividad que había aprobado el Partido Popular y que ni el Partido Popular fue capaz de aplicar. En España hay elecciones, no en todas, pero en algunas comunidades autónomas. En Francia hay elecciones a las Cámaras agrarias y en otros países se mide en función del número de afiliados o de sedes. Hemos buscado una regulación que pretende aumentar la representatividad del sector y hemos incrementado, potencialmente, de tres a cuatro el número de organizaciones representativas. Esto no va contra nadie, es un beneficio para el sector. 

Es lógico que haya tensiones entre las propias organizaciones. Con el paso del tiempo irán disminuyendo. La pluralidad de la sociedad española también tiene que reflejarse desde el punto de vista del sector primario. El campo no es ni de izquierdas, ni de centro, ni de derechas. En el campo vive gente que, como en la ciudad, opina de forma muy diversa. Si alguien pretende autootorgarse esa representatividad se equivoca. 

La reforma laboral ha sido un gran éxito, una medida del Gobierno de España que ha disminuido la temporalidad y ha fomentado la estabilidad en la contratación

Hace unas semanas se aprobó la Ley de Prevención del Desperdicio y en ella se incluyó que se puedan realizar contratos de hasta 120 días en el sector primario. ¿Este tipo de contratos no van en contra de la línea que se trazó con la reforma laboral?

Fue un elemento puntual, que modificó un aspecto de la reforma laboral, que era una reivindicación de una parte importante del sector agrario. La reforma laboral ha sido un gran éxito, una medida del Gobierno de España que ha disminuido la temporalidad y ha fomentado la estabilidad en la contratación. Este es un pequeño ajuste, no significa una enmienda a la totalidad en modo alguno de la reforma laboral. Lo voy a decir muy claro, me preocupan las necesidades de nuestros empresarios agrarios, pero también me preocupa la dignidad del trabajo y de los trabajadores, su retribución y sus condiciones de trabajo.

En la votación de esa ley también se abrió la puerta a que se puedan cazar lobos, que también es una demanda del sector. ¿Qué le parece?

El incremento de la población de grandes carnívoros, no solo en España, sino en la UE, se está siguiendo muy de cerca por parte de la Comisión. Hay un elemento de fomento de la biodiversidad, pero también de preocupación, que yo comparto, del sector primario y particularmente del sector ganadero. Se producen muchos de los accidentes, en este caso, ataques por parte de grandes carnívoros. Yo creo que hay un equilibrio que debe alcanzarse entre lo que es la preservación de la biodiversidad y la protección de los intereses de los ganaderos, particularmente mediante las medidas de protección y, en su caso, de reparación. 

La enmienda que ha sido aprobada por el Senado constituye un paso que no está debidamente justificado en unas estadísticas y un trabajo que el Gobierno de España y particularmente el Ministerio de Transición Ecológica estaba llevando a cabo con las comunidades autónomas. Me parece una decisión, por calificarlo de forma diplomática, precipitada por parte de los grupos parlamentarios que la han auspiciado. Entiendo perfectamente la preocupación, que comparto, de la prevención y de los intereses del sector ganadero, pero al mismo tiempo tenemos que llevar mucho cuidado en fundamentar adecuadamente las medidas que se toman. En este caso estábamos en un proceso de adopción de esas medidas y lo que se ha hecho ha sido precipitar la adopción. No era la mejor solución.

Hay otras preocupaciones. Por un lado, el compromiso de aprobar la Ley de Agricultura Familiar, para garantizar el relevo generacional. Por otro, la toma de posición de dentro del sector de firmas de inversión y especuladores. ¿Cómo se pueden equilibrar las dos realidades al mismo tiempo?

En el sector agrario no nos encontramos con explotaciones que sean una igual a la otra. Nos encontramos con una inmensa mayoría de clase media, de agricultura familiar y profesional. Después, con muchos pequeños productores. Tenemos que tener muy claro el modelo hacia el cual nos orientamos. Lo vemos en las sucesivas ediciones del censo agrario, que se hace cada 10 años: aumenta la dimensión media de las explotaciones. Esto es consecuencia de dos factores. Uno, la jubilación de agricultores que trasmiten sus tierras. También, una concentración lógica desde el punto de vista productivo. De ahí la importancia política de la elaboración de esta ley, que es compleja. Hemos empezado con una consulta pública y proseguiremos con el diálogo con todos los sectores interesados organizaciones agrarias, cooperativas y organizaciones de la sociedad civil. 

Tampoco se le puede poner puertas al campo, si hay fondos de inversión o inversores que quieren estar presentes en el sector agroalimentario, yo no lo considero una mala noticia. Esa es una demostración de que el sector agroalimentario tiene rendimiento y futuro. Hablamos del buen uso del agua, de digitalización y de utilización de la inteligencia artificial porque este es uno de los sectores donde tiene más posibilidades y está más implantada.

Pero se puede evitar de alguna manera que aunque estos fondos y firmas inviertan, no especulen, no influyan de una forma artificial en los precios de los alimentos.

Para eso están las reglas de la competencia, desde un punto de vista del funcionamiento de la economía; y están los organismos reguladores. Y está la Ley de Cadena Alimentaria, que es un instrumento específico para el sector agroalimentario en la formación de precios. 

La última pregunta, que es sobre precios y sobre aceite de oliva, porque venimos de años donde los precios han estado más altos que nunca, pero ahora la bajada también ha sido bastante rápida y los productores se quejan de que no están cubriendo los gastos. ¿Cómo lo ve el Ministerio?

En junio hará siete años que soy ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España. Es un gran honor y una gran responsabilidad, pero también me permite una experiencia. En plena pandemia, en junio del año 2020 tuvimos una reunión con el sector por videoconferencia. Era un momento crítico, con precios muy bajos. Pasamos a dos campañas con precios tremendamente altos. Este año hemos tenido una campaña de un cierto equilibrio, superior al 1,3 millones de toneladas, que ha permitido mantener los precios por encima de los costes de producción y más razonables para el consumidor.

Para mí el problema es que tenemos tres realidades totalmente distintas dentro del sector productor, con costes diferentes. Un olivar superintensivo, un olivar intensivo y otro tradicional. Buena parte de la producción, dos tercios, viene del olivar intensivo y superintensivo que tienen cada uno de ellos costes muy inferiores a los del olivar tradicional. Pero es verdad que la realidad del olivar tradicional es fundamental desde el punto de vista territorial, ambiental y social. Debe conducirse a un nivel de precios donde todos los eslabones, la producción primaria, la industria, la distribución, pero también el propio consumidor tenga un producto de primera calidad a un precio razonable. Lo veremos y estaremos ahí trabajando para que así sea.

Vídeo: Nando Ochando.

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