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Mikel Ayestaran, periodista con 20 años de experiencia en Palestina: “El cerco sobre Gaza es un cerco medieval”

Mikel Ayestaran, periodista con 20 años de experiencia en Palestina: “El cerco sobre Gaza es un cerco medieval”

"A veces hablamos de guerra, pero esto es una venganza en toda regla para recuperar la disuasión al precio que sea", dice el autor de 'Historias de Gaza. La vida entre guerras'

El Ejército israelí ha arrasado el perímetro de Gaza y ha creado una “zona muerta” de un kilómetro en tierra palestina

Mikel Ayestaran (Beasain, Gipuzkoa, 1975) lleva más de 20 años informando sobre y desde Gaza. Pero esta vez es diferente, porque no ha podido acceder a la Franja, al igual que el resto de periodistas, por el veto de Israel a la prensa internacional desde el 7 de octubre de 2023 –cuando lanzó su guerra de castigo contra Gaza en respuesta a los ataques del grupo islamista Hamás contra comunidades israelíes–.

Ayestaran ha decidido escribir un libro sobre este pequeño enclave que ha sido el foco informativo en los pasados 18 meses. Y lo seguirá siendo. El periodista publica 'Historias de Gaza. La vida entre guerras' (Península), su cuarto libro sobre Oriente Medio, con la voluntad de que la gente conozca otras facetas de Gaza y vaya más allá de las noticias, de los bombardeos y las muertes diarias en la Franja, donde han perdido la vida más de 50.000 personas.

¿Por qué un libro sobre Gaza?

Creo que era muy importante escribir un libro sobre Gaza. Ha sido el monotema desde el 7 de octubre [de 2023], pero no quería un libro totalmente pegado al 7 de octubre, pegado a la actualidad, porque ese tipo de libros se quedan viejos enseguida. Lo que quería era recuperar todo lo que han sido estos 20 años de trabajo en Gaza, utilizar mis crónicas periodísticas, que sea un libro de crónica, pero que a la vez tenga un componente histórico y que también recoja lo que ha sido la cobertura desde el 7 de octubre, una cobertura tan atípica porque es el primer conflicto, al menos en mi vida, en el cual no puedes estar dentro [de Gaza].

¿Cómo se siente al no haber podido ir a Gaza en ningún momento desde octubre de 2023?

Es muy difícil y siento mucha impotencia. Han sido dos décadas trabajando en esta parte del mundo y he podido acceder a todos los sitios. Siempre había alguna vía de acceso. También siempre había una vía para poder ayudar a tu gente, a tus amigos, a los amigos de tus amigos, alguna vía para poder sacar a la gente de una zona de conflicto... Esta vez no hay nada de eso, es totalmente diferente de lo que hemos visto hasta ahora.

Vetar a la prensa y otras actuaciones de Israel en Gaza no tienen precedentes.

Sí, esto no tiene precedentes. A veces hablamos de guerra, pero esto es una venganza en toda regla después de la operación de Hamás [del 7 de octubre], después del fallo en el sistema de seguridad israelí. Israel ha lanzado una operación de venganza para intentar recuperar la disuasión al precio que sea. Entonces, ha desaparecido cualquier tipo de línea roja, es algo que no habíamos visto y los propios israelíes, tampoco. 

Sin embargo, sí que parece que Israel tiene un plan. El plan es acabar con la presencia de palestinos en Gaza y cambiar lo que es la realidad sobre el terreno a partir de ahora. Por eso estamos viendo los bombardeos tan sistemáticos contra núcleos urbanos civiles, contra hospitales, contra escuelas, contra todo tipo de infraestructura civil… Para hacer que Gaza sea absolutamente inhabitable.

Mikel Ayestaran durante la cobertura del actual conflicto en Gaza. Mikel Ayestaran durante la cobertura del actual conflicto en Gaza.

¿Cree que el plan de Israel pasa por reocupar Gaza?

Creo que va más allá de eso, va hasta la creación de la Riviera de la que habla Donald Trump. Los nacionalistas sionistas le han comprado el plan [al presidente de Estados Unidos]. Creo que va más allá de la ocupación, va de borrar la Gaza que conocíamos hasta el 7 de octubre del mapa: ese es el plan final, no solamente reocupar la Franja con el mismo modelo que antes de 2005, el modelo ahora es el de la expulsión.

Eso sí, a corto plazo, a medio plazo, antes de que puedan expulsar a toda la población, podemos ver una mayor ocupación de tierra. De hecho, ya han anexionado un 17% de tierra (según el grupo israelí de derechos humanos Gisha) para la nueva 'zona de amortiguación'. Van a seguir aumentando lo que ellos llaman ‘zona de seguridad’, lo que conlleva dos cosas: la expulsión masiva de población y la concentración de esa población en áreas donde no hay servicios mínimos para que la gente pueda vivir.

Eso ya lo estamos viendo, ese proceso está en marcha, pero me cuesta ver un futuro en el que Gaza sea como era antes de 2005 [con colonias israelíes]. 

Entonces, ¿cree que Israel pondrá fin a la ofensiva cuando consiga expulsar a la mayor parte de la población? 

Va a terminar cuando quiera Benjamín Netanyahu, porque es una cuestión también muy personal. Estamos hablando de un primer ministro que lo tenía todo preparado para pasar a la historia como el que ha estado más tiempo en el cargo en Israel y va a pasar la historia por dos cosas, ante todo, por ser el que estaba al frente del país el 7 de octubre y, en segundo lugar, por haber sido la persona que ha dividido totalmente a los israelíes.

Netanyahu tiene una serie de problemas domésticos muy serios, tiene un país dividido y ahora mismo necesita que [la guerra] siga adelante para sus fines políticos personales. Y en este momento en el que estamos a nivel internacional, tenemos estos líderes con unos egos que no entran en el planeta Tierra, como el de [Donald] Trump, como el de [Vladímir] Putin, él va a hacer lo que sea para intentar borrar ese recuerdo del primer ministro de Israel que es el culpable del 7 de octubre.

Por ejemplo, estamos viendo cómo la investigación [sobre el 7 de octubre] se retrasa, estamos viendo cómo puede descabezar al todopoderoso Shin Bet. Estamos viendo lo que está haciendo con todo el aparato de Justicia interno y estamos viendo un Gobierno muy radicalizado.

Un Gobierno, además, que ha abierto varios frentes de batalla: en Líbano, Siria...

Sí, tienen una superioridad militar que le permite mantener todos estos frentes. Una superioridad no solamente suya, sino que tiene el apoyo total de Estados Unidos.

Después del 7 de octubre, Netanyahu prometió que iba a cambiar Oriente Medio y es lo que está intentando. Ahora mismo [las tropas israelíes] están ocupando territorio en Siria y en Líbano, pero en Gaza es diferente porque en Gaza sí que podrían haber optado por un tipo de operación mucho más quirúrgica, como la que hicieron, por ejemplo, con los líderes de [el grupo chií libanés] Hizbulá: una operación basada en inteligencia. En Líbano demostraron que tienen realmente esas armas de precisión, esa capacidad, esa inteligencia [para matar a los dirigentes] pero en Gaza, no.

En Gaza ha sido totalmente diferente, es una matanza diaria de personas. En Gaza está claro que han ido a matar de forma aleatoria todo lo que se encuentran por delante, sin ningún criterio.

Mikel Ayestaran en la Cisjordania ocupada. Mikel Ayestaran en la Cisjordania ocupada.

¿Cómo ha sido tener que contarlo a través de los ojos de otra persona, tal y como escribe en el libro?

No quiero sonar pretencioso, pero la experiencia y el haber viajado decenas de veces allí, el haber trabajado decenas de veces con Kayed [Hamad], me da también este nivel de confianza. Entonces, Kayed es mucho más que un fixer o un intérprete. Yo he visto crecer a sus hijos, le he visto hacer su familia, comprarse la casa… Es una relación personal que va mucho más allá de lo meramente profesional. Y a mí, desde luego, es lo que me ha salvado esta cobertura, para tener una fuente directa y una persona con la cual poder poner en marcha proyectos, trabajar, pero siempre teniendo en cuenta una cosa: nunca puedes ponerte en su lugar.

Figuras como la de Kayed son imprescindibles para nuestro trabajo. Para mí, el contacto directo con la Franja es él. Antes también lo era, pero esta vez mucho más porque no puedo estar allí. 

Con Kayed, lanzó la serie ‘Menú de Gaza’, publicando en las redes sociales lo que puede comer una familia gazatí cada día, en medio de la guerra y del bloqueo. ¿Cree que ha funcionado a la hora de trasladar el sufrimiento de la población? 

Es brutalmente gráfico, es la brutalidad del día a día, de la repetición, de estos platos que un día te puede parecer una tontería, pero cuando están dos, tres, cien días y solamente comen alubias de lata, dices: ¿qué pasa? No hay comida fresca, ¿dónde está la carne, la verdura, la fruta? Cada foto está acompañada de su texto con su explicación. 

Es un intento de contar el día a día de lo que es el uso del hambre como arma de guerra, que es algo que está pasando en el siglo XXI. El cerco sobre Gaza es un cerco medieval, yo no he conocido nada igual. Ni el cerco de [la ciudad iraquí de] Mosul ni el de [la ciudad siria de] Alepo, lo que hizo Baschar Al Asad allí no fue tan fuerte. Sobre todo en el último mes que no ha entrado absolutamente nada, es increíble. Y tampoco hay una presión internacional para que entre algo [de ayuda humanitaria].

Al final, en el día a día lo que tenemos son estadísticas, cifras que menos mal seguimos teniendo, de la UNRWA (la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos), de Médicos Sin Fronteras, de la Cruz Roja Internacional, nos dicen el número de heridos, de muertos, los niños que han muerto por el hambre, pero son cifras, no tenemos caras, nombres, apellidos. Yo creo que un proyecto como este sirve para acercar, para poner imagen a lo que es el uso del hambre [como arma].

Cuando llegó el alto el fuego [el 19 de enero] lo paramos. Pero otra vez han vuelto las bombas y hemos vuelto con el proyecto porque, además, ahora el bloqueo es todavía más brutal [desde el 2 de marzo].

¿El mensaje que quería transmitir ha llegado?

El mensaje ha llegado y ha llegado más allá, de forma más directa que a través de los formatos convencionales. Cada uno lo recibe en su teléfono, en su cuenta personal de Instagram y al final se ha generado una transversalidad muy fuerte. Gente que no estaba interesada en las noticias internacionales, pero estaba interesada en el periodismo gastronómico, por ejemplo, un cocinero, amas de casa...

Ha trascendido el periodismo internacional, pero al final no deja de ser un proyecto de periodismo de guerra, en otro formato. Ha roto un poco las barreras y ha llegado a un público al que normalmente yo no habría llegado, y ha sido gracias a los platos.

¿Cree que su libro también podría llegar a más personas de las interesadas en Oriente Medio?

Si la gente lo lee puede darse cuenta de que Gaza es mucho más que los bombardeos de Israel y los cohetes de Hamás. Es mucho más que eso. Es un lugar con 3.000 años de historia. Gaza es un sitio que históricamente tiene su peso en la región, es uno de los lugares míticos y emblemáticos de Oriente Medio.

Yo a lo que aspiro es a que, al menos, la gente que lea el libro vea algo más de Gaza que no sean las guerras de los últimos años. Es por lo que todos la conocemos, especialmente desde la creación del Estado de Israel [en 1948], se ha convertido en un lugar siempre en llamas.

Hay un factor también que yo creo que ayuda a acercar el libro a la gente que es escribir en primera persona y hablar de mi familia. Al final, Gaza está muy metida en mi casa, demasiado, yo creo. Tenemos a mucha gente, muchos amigos dentro, muchas experiencias. Mi mujer ha trabajado allí. Aparte de que es un sitio único, nunca he trabajado en un sitio así, en esas condiciones de bloqueo desde hace tantos años.

En este libro he intentado que la gente vea mucho más allá y también conozca la Gaza de entre guerras, otras historias de Gaza. Que sea accesible para todos los públicos y que todo el mundo, sobre todo, siga hablando de Gaza. Eso es lo que quiero.

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