Los aranceles ponen fin en la práctica a la Ley de Crecimiento y Oportunidades en África (AGOA), que ofrecía a numerosos países africanos un acceso preferencial al mercado estadounidense
Por qué es poco probable que China sea la primera en ceder en la guerra comercial con EEUU
En medio de la guerra comercial lanzada por Donald Trump –que ha decretado una tregua de 90 días en la imposición de aranceles a la mayoría de países del mundo–, una parte del continente africano se prepara para el cambio geoeconómico que está por llegar.
La región septentrional y las islas son las más afectadas, con Lesoto, Madagascar y Mauricio a la cabeza, cuyas exportaciones serán sometidas a aranceles recíprocos del 50%, 47% y 40%, respectivamente, como consecuencia de sus gravámenes a los productos estadounidenses del 100%. Otros, como Sudáfrica, Botsuana y Angola, tampoco escapan de los castigos económicos del presidente de Estados Unidos.
“En la última década, el éxito de los países africanos de rápido crecimiento se ha debido a su adopción del modelo orientado a la exportación”, explica a elDiario.es András Toth, profesor asociado del grado en Comercio y Relaciones Económicas de la Universidad Europea de Madrid. “Han abandonado las políticas económicas aislacionistas y han encontrado en China un socio que les ayuda a integrarse en la economía mundial mediante importantes inversiones en infraestructuras”, añade. Los acercamientos a otros países, las medidas impositivas sobre Estados Unidos y la geopolítica han tenido su papel en las decisiones de Trump.
Sudáfrica, BRICS y Elon MuskLa nueva Administración estadounidense ha incluido a Sudáfrica entre las naciones con las que mantiene una relación tensa. La postura de Sudáfrica en la escena internacional, su denuncia contra Israel ante el máximo tribunal de la ONU y su cercanía con China y Rusia dentro del bloque de los BRICS, la han convertido en una de las naciones más perjudicadas tras el regreso de Trump al poder, cumpliéndose así muchas de las previsiones más pesimistas.
El mandatario norteamericano, animado en parte por el multimillonario Elon Musk, ha abierto un conflicto con Sudáfrica. Incluso, ha llegado a calificar de genocidas ciertas políticas impulsadas por el gobierno de Cyril Ramaphosa, particularmente la legislación sobre expropiaciones de tierras, que afecta a la población blanca. En este escenario, y teniendo en cuenta que Sudáfrica es parte del grupo BRICS (al que Trump ya había amenazado con aplicar aranceles del 100%), la imposición de aranceles recíprocos del 30% —medida que también ha impuesto a Argelia— puede parecer moderada.
Aun así, Sudáfrica ya ha comenzado a sentir el impacto de otras disposiciones proteccionistas, así como de recortes en la ayuda financiera exterior procedente de Washington. Estas acciones afectan a distintos sectores clave, entre ellos la industria automotriz del país, que representa una parte importante de las exportaciones hacia Estados Unidos y que ahora se enfrenta a un gravamen del 25%.
Junto con los países insulares, Botsuana y Angola también figuran entre los más perjudicados por la actual escalada comercial, con tasas arancelarias del 37% y 32%, respectivamente. Namibia y Costa de Marfil tampoco se libran del impacto, ya que a sus exportaciones hacia Estados Unidos se les aplicará un 21%. Esta cifra es inferior al 28% que se ha impuesto a Túnez, pero superior a los aranceles que deberán afrontar Zimbabue (18%), Zambia (17%) y Malaui (17%).
Por otro lado, y entre los países que gozan de una relación más favorable con Estados Unidos, por afinidad política o ideológica, destacan Kenia, Ghana, Etiopía, Tanzania, Uganda, Senegal y Liberia, con unos productos que solo soportarán un arancel del 10%. Cabe destacar que, aunque Etiopía ya es miembro del bloque BRICS y Uganda se unió como socio a finales de 2024, no han recibido un trato tan severo como Sudáfrica. En el caso de Nigeria, que también ha estrechado lazos con los BRICS, EEUU le ha impuesto un arancel del 14%.
El final de un ciclo y ¿una oportunidad?Desde el punto de vista comercial, la imposición de aranceles recíprocos marca el cierre definitivo del ciclo de la Ley de Crecimiento y Oportunidades en África (AGOA). Dicha normativa ofrecía a numerosos países africanos un acceso preferencial al mercado estadounidense, permitiéndoles exportar sin barreras arancelarias. Sin embargo, la reciente aplicación de estos gravámenes confirma, en la práctica, que la legislación no será prorrogada cuando se acerque su fin en septiembre.
A los aranceles, se suma al desmantelamiento de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAid), cuyos programas implicaban un cuarto de los fondos destinados a la ayuda al desarrollo en África, lo cual ya está provocando dificultades en muchos países del continente y comprometiendo la lucha contra enfermedades como la malaria o el SIDA.
Estas medidas representan, en términos prácticos, la ausencia de Estados Unidos en varios ámbitos de África. Aun así, muchos países africanos ya han consolidado su vínculo comercial con China y están diversificando cada vez más sus alianzas. Turquía, Arabia Saudí, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y La India han aprovechado el vacío dejado por Washington para fortalecer su presencia e influencia en una región rica en recursos y con un enorme potencial de desarrollo.
Además del desarrollo de sus relaciones con otros actores extranjeros, las medidas de Trump también resultan una oportunidad para intensificar y priorizar el comercio y la economía dentro del propio continente africano. “La necesidad de diversificar mercados y reducir la dependencia de Estados Unidos podría acelerar la integración económica regional y la implementación del Área del Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA), buscando minimizar el impacto de las políticas comerciales estadounidenses”, explica el profesor de la Universidad Europea de Madrid. “Frente a los aranceles, los países africanos podrían explorar acuerdos comerciales alternativos y fortalecer la producción interna. No queda más remedio que África se convierta en un mercado para sí misma y el enorme aumento de la población es una ventaja”, añade.
Según datos del Banco Africano de Importación y Exportación (Afreximbank), en 2022 el comercio entre países africanos solo representó alrededor del 15% del total del comercio del continente, superando los 193.000 millones de dólares. Un porcentaje relativamente bajo en comparación con otras regiones como, por ejemplo, Asia y la Unión Europea, donde el comercio intrarregional representa aproximadamente el 60% y 70% del total, respectivamente.