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Francisco, un papa contra las guerras que condenó el genocidio israelí en Gaza y plantó cara a Trump

Francisco, un papa contra las guerras que condenó el genocidio israelí en Gaza y plantó cara a Trump

Su último mensaje, este domingo de Pascua, representó una condena a algunos de los principales ejes de la agenda ultra abanderada por Trump, y en su libro llegó a calificar de "terrorismo" la ofensiva desplegada por Israel en Gaza tras los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023

Muere el papa Francisco a los 88 años

Contra el genocidio en Gaza, las guerras y la agenda ultra comandada por el presidente de EEUU, Donald Trump.

El papa Francisco, fallecido este lunes, fue un referente internacional en defensa de los derechos humanos y de valores a menudo violados por países como Israel, Rusia y EEUU.

“Pido una vez más un alto el fuego inmediato en la Franja de Gaza, la liberación de los rehenes y acceso a la ayuda humanitaria”, dijo Francisco este domingo, el mismo día en que mantuvo un breve encuentro con el vicepresidente de EEUU, JD Vance, quien pidió a la comunidad internacional actuar y “asistir a un pueblo hambriento que aspira a un futuro de paz”.

El papa, además, señaló uno de los principales caballos de batalla de la Internacional Reaccionaria: las personas migrantes. “Cuánta voluntad de muerte vemos cada día en los numerosos conflictos que afectan a diferentes partes del mundo. Cuánta violencia percibimos, a menudo también en las familias, contra las mujeres o los niños. Cuánto desprecio se tiene, a veces, hacia los más débiles, los marginados y los migrantes”.

Y rechazó “la carrera general hacia el rearme”, en la que está tan implicado Occidente, e instó a “usar los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y promover iniciativas que impulsen el desarrollo”. “La paz tampoco es posible sin un verdadero desarme. La exigencia de cada pueblo de proveer a su propia defensa no puede transformarse en una carrera general hacia el rearme”, aseveró Francisco.

“Genocidio” en Gaza

Francisco afirmó en noviembre de 2023 que la situación que se vive en Gaza “es un genocidio”. O, al menos, así lo sostuvieron la decena de palestinos que se encontraron, en audiencia privada, con Bergoglio, quien también mantuvo un encuentro similar con familiares de los israelíes secuestrados por Hamás en la Franja de Gaza. En una rueda de prensa, el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, trató de matizar las palabras del pontífice, subrayando que no le constaba que “utilizara tales palabras”, aunque los familiares insistieron: “Todos nosotros escuchamos la palabra genocidio de boca del papa, que dejó claro que el terror no puede justificar el terror”.

Francisco asumió entonces un papel activo para tratar de encontrar una salida dialogada a la ofensiva israelí en Gaza. Además de reunirse, por separado, con israelíes y palestinos, dedicó buena parte de sus reflexiones en la Audiencia General de los miércoles al conflicto, que por primera vez calificó de “terrorismo”. “Esta mañana recibí a dos delegaciones. Una israelí, que tiene a sus familiares rehenes en Gaza, y otra de palestinos, que tienen familiares prisioneros en Israel. Sufren tanto. He sentido cuánto sufren ambos. Las guerras hacen esto. Pero aquí hemos ido más allá de la guerra. Esto ya no es guerra, es terrorismo”, declaró el papa.

En su libro que salió a la venta a principios de 2025, Francisco denuncia “la vergonzosa incapacidad de la comunidad internacional” para “poner fin a la masacre” en Palestina.

“Eso también es terrorismo. La guerra que mata a civiles indefensos y desarmados, incluso a voluntarios de Cáritas que distribuyen ayuda humanitaria, que atormenta sin tregua a los civiles, que reduce al hambre a la población, produce el mismo terror insensato”. El papa Francisco volvía a arremeter contra la invasión israelí en Gaza en su nueva autobiografía Esperanza, publicado en todo el mundo el pasado 16 de enero.

Al igual que en el libro-entrevista publicado junto al vaticanista Hernán Reyes en 2017, en el que instaba a investigar si lo sucedido en Gaza era “genocidio”, en la conversación con el periodista italiano Carlo Musso editada este año, Bergoglio arremetía contra “la vergonzosa incapacidad de la comunidad internacional y de los países más poderosos para poner fin a esta masacre. La ola de odio se ha convertido en un maremoto de violencia”.

El fin de las guerras

En su mensaje de este domingo, como en anteriores durante su papado, apeló a la paz en todos los conflictos abiertos. “Quisiera que volviéramos a esperar que la paz es posible”, deseó el papa antes de comenzar a enumerar los conflictos del mundo en un nuevo y duro mensaje.

Expresó su preocupación por “el creciente clima de antisemitismo que se está difundiendo por todo el mundo” y también por “la comunidad cristiana de Gaza, donde el terrible conflicto sigue llevando muerte y destrucción, y provocando una dramática e indigna crisis humanitaria”. Y entonces apeló “a las partes beligerantes: que cese el fuego, que se liberen los rehenes y se preste ayuda a la gente, que tiene hambre y que aspira a un futuro de paz”.

En otro pasaje de su mensaje, aunque sin hacer referencia directa a la guerra en Gaza, Francisco criticó los ataques a hospitales y a operadores humanitarios. También instó a rezar “por las comunidades cristianas del Líbano y de Siria, así como por Yemen, que está viviendo una de las peores crisis humanitarias prolongadas del mundo a causa de la guerra”, e invitó “a todos a buscar soluciones por medio de un diálogo constructivo”.

Francisco también pidió “que Cristo resucitado infunda el don pascual de la paz a la martirizada Ucrania y anime a todos los actores implicados a proseguir los esfuerzos dirigidos a alcanzar una paz justa y duradera”, así como que “se llegue pronto a la firma y a la aplicación de un acuerdo de paz definitivo entre Armenia y Azerbaiyán” y que se eviten tensiones en los Balcanes occidentales.

Y que “llegue la paz y el consuelo a los pueblos africanos víctimas de agresiones y conflictos, sobre todo en la República Democrática del Congo, en Sudán y Sudán del Sur, y que sostenga a cuantos sufren a causa de las tensiones en el Sahel, en el Cuerno de África y en la Región de los Grandes Lagos”.

Francisco pidió, además, ayuda para Birmania, “atormentada desde hace años por conflictos armados, que afronta con valentía y paciencia las consecuencias del devastador terremoto en Sagaing”.

En diciembre de 2023, el Pontífice recordó que “desde el pesebre, el Niño nos pide que seamos voz de los que no tienen voz: voz de los inocentes, muertos por falta de agua y de pan; voz de los que no logran encontrar trabajo o lo han perdido; voz de los que se ven obligados a huir de su patria en busca de un futuro mejor, arriesgando la vida en viajes extenuantes y a merced de traficantes sin escrúpulos”.

Porque “decir ‘sí’ al Príncipe de la Paz significa decir ‘no’ a la guerra, a toda guerra, a la misma lógica de la guerra: un viaje sin meta, una derrota sin vencedores, una locura sin excusas. Pero para decir ‘no’ a la guerra es necesario decir ‘no’ a las armas”, clamó Francisco, quien sostuvo que “la gente, que no quiere armas sino pan, que le cuesta salir adelante y pide paz, ignora cuántos fondos públicos se destinan a los armamentos. ¡Y, sin embargo, deberían saberlo! Que se hable sobre esto, que se escriba sobre esto, para que se conozcan los intereses y los beneficios que mueven los hilos de las guerras”.

Antagonista de Trump

“Tengo la esperanza de que, bajo su liderazgo, el pueblo estadounidense prospere y se esfuerce siempre por construir una sociedad más justa, donde no haya lugar para el odio, la discriminación o la exclusión”. Minutos antes de su toma de posesión como presidente de Estados Unidos, Donald Trump recibió una carta del papa Francisco, en la que el pontífice marcaba las líneas rojas de su relación con el mandatario republicano.

Unas líneas que Trump no tardó en cruzar, firmando órdenes ejecutivas para organizar la mayor redada de migrantes en la historia de EEUU, dejando sin protección los considerados como ‘lugares refugio’, como hospitales, escuelas y templos.

El anuncio del presidente fue considerado por Francisco como “una verdadera desgracia” en una entrevista con la televisión italiana. “Esto, si es cierto, será una verdadera desgracia, porque hace que los pobres infortunados que no tienen nada paguen la factura del desequilibrio. ¡No funciona! Las cosas no se resuelven así. No se pueden resolver de esa manera”, proclamó Bergoglio.

Y es que, nada más llegar, Trump se ha encontrado en la Iglesia (en realidad, en las iglesias, como ejemplificó la obispa episcopaliana Mariann Edgar Budde, quien pidió al presidente “misericordia” con “los gays, lesbianas y niños transgénero” en un histórico sermón que ya se ha hecho viral por la visible incomodidad del presidente y su segundo, JD Vance) a su principal oposición ideológica.

La estrategia de la Casa Blanca no ha sido otra que tratar de “ningunear” a Francisco, a quien han considerado el enemigo más poderoso de cuantos pueda encontrarse Trump a la hora de difundir su agenda ultra.

Las relaciones entre Francisco y Trump ya fueron tormentosas durante el primer mandato del líder republicano. Al más puro estilo Milei, Trump y sus entonces colaboradores (especialmente Steve Bannon, pero también destacados eclesiásticos como el exnuncio Viganò, excomulgado hace un año por negar la legitimidad del papa) atacaban con saña a Bergoglio, a quien acusaban de complicidad con los “lobbies” que acompañaban la Agenda 2030, el cuidado del medio ambiente o la apertura al colectivo LGTBIQ+.

En su único encuentro, en mayo de 2017, ambos mostraron una evidente frialdad. La reunión, de apenas 27 minutos, no sirvió para alcanzar acuerdo alguno en ninguno de los temas abordados: medio ambiente, inmigración, venta de armas o liberalismo. Curiosamente, los mismos temas que hasta hoy les han enfrentado.

“También las personas trans”

Francisco también se detenía en su libro a hablar de una Iglesia para todos: “también las personas divorciadas, también las personas homosexuales, también las personas transexuales”. “¡Son hijos de Dios! Pueden recibir el bautismo en las mismas condiciones que los otros fieles, y en las mismas condiciones pueden ser aceptados como padrino o madrina, así como ser testigos de una boda. Ninguna ley del derecho canónico lo prohíbe”, señalaba el papa, quien no entra en el debate acerca de si pueden o no comulgar, o si se les permite la entrada en los seminarios, como acaba de aceptar la Iglesia italiana. Y reiteraba: “La homosexualidad no es un crimen, es un hecho humano, por lo que la Iglesia y los cristianos no pueden permanecer indolentes ante esta criminal injusticia, ni ser pusilánimes”.

Condonación de la deuda

“Que las naciones más ricas reconozcan la gravedad de tantas decisiones tomadas y determinen condonar las deudas de los países que nunca podrán saldarlas”. El papa así se expresaba en mayo pasado, en la Bula de convocatoria del Jubileo de 2025, un evento que llevará a Roma a más de 35 millones de peregrinos y que Francisco utilizó para movilizar al mundo —y especialmente a los países más ricos— para lanzar un llamamiento a erradicar la pobreza extrema y apostar por la diplomacia frente a las guerras que sacuden el mundo.

“Antes que tratarse de magnanimidad es una cuestión de justicia”, subrayaba el papa en su escrito, leído en la basílica de San Pedro, en el que recuerda que “si verdaderamente queremos preparar en el mundo el camino de la paz, esforcémonos por remediar las causas que originan las injusticias, cancelemos las deudas injustas e insolutas y saciemos a los hambrientos”.

“No lo olvidemos: los pobres casi siempre son víctimas, no culpables”, aseguraba Bergoglio, quien también reclamaba “paz para el mundo, que vuelve a encontrarse sumergido en la tragedia de la guerra”.

En la Bula del Jubileo (que arrancó el 24 de diciembre de 2024 y culminará el 6 de enero de 2026), Francisco denunciaba “la brutalidad de la violencia” y se preguntaba: “¿Cómo es posible que su grito desesperado de auxilio no impulse a los responsables de las Naciones a querer poner fin a los numerosos conflictos regionales, conscientes de las consecuencias que puedan derivarse a nivel mundial?”.

“¿Es demasiado soñar que las armas callen y dejen de causar destrucción y muerte?”, recalcaba el papa, urgiendo a la “exigencia de paz” y exigiendo “el compromiso de la diplomacia para construir con valentía y creatividad espacios de negociación orientados a una paz duradera”.

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