Todo lo que se puede decir sobre escribir acerca de viajar en coche, lo hizo Octave Mirbeau en 1907 en su libro 628-E8. Es más, se podría añadir que lo esencial queda recogido en su primera hoja. Mirbeau le advierte al lector de que las páginas que sostiene son las de un diario de un viaje en automóvil por Francia, Bélgica, Holanda y Alemania pero, sobre todo, el territorio que recorre es el de una parte de sí mismo.
Europa pide ser conducida. Al volante, uno se da cuenta de que todo ese espacio en blanco que hay en los mapas entre París, Bruselas, Bonn, Fráncfort y Berna no solo es distancia sino que también es Europa.
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