¿Cómo acercarse a lo mil veces contado?, ¿cómo analizar lo analizado hasta la extenuación? Esa es la primera pregunta que debe responder quien decide hacer, por ejemplo, un documental sobre Alfred Hitchcock. Del director británico hay de todo. Libros, ensayos, teorías, documentales y tesis doctorales. Se han radiografiado sus escenas plano a plano -con la de la ducha de Psicosis a la cabeza-, y se ha hablado de sus obsesiones recurrentes, con las mujeres rubias en el centro de su imaginario fetichista.
A lo mejor lo que había que hacer era dejar que el propio Hitchcock hablara.