
Solo desde la ingenuidad más angelical se puede creer que la verdad es una virtud de la política. La historia nos ofrece hasta la saciedad ejemplos de cómo las mentiras, las ocultaciones, las manipulaciones y las medias verdades han sido herramientas del poder desde el origen de los tiempos.
Se acaban de conmemorar los 20 años de la Guerra de Irak, uno de los casos más flagrantes de mentira de la historia reciente, en la que una inexistente posesión de armas de destrucción masiva por el régimen de Sadam sirvió de justificación para invadir el país árabe.

















