Pequeños milagros suceden cada día. Algunos se presentan en un instante, sin avisar. Otros requieren de tiempo y esfuerzo. Para el álbum póstumo de Sparklehorse han mediado años de búsqueda, un trabajo colaborativo y dos palabras. Mark Linkous las había garabateado, poco antes de morir, en un cuaderno negro entre letras de canciones y dibujos. “Aquello que no se nombra, no existe”, decía el filósofo George Steiner, y Bird Machine (Anti-, 2023) existió desde el instante mismo en que su creador le puso título. El testamento artístico de uno de los más grandes cantautores crepusculares se publicó el pasado 8 de septiembre gracias al amor y el tesón de su familia.
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