Cuando la música pop internacional comenzó ese trayecto entre MySpace y Spotify en términos de consumo, en 2009, se popularizaron principalmente tres temas: I Gotta Feeling, de Black Eyed Peas; Telephone, de Lady Gaga en colaboración con Beyoncé, y, sobre todo, Tik Tok, de Kesha. Tres canciones que hablaban de la diversión en el club por la noche, con amigos, bebida y desenfreno, cada una a su manera, una suerte de tufo a hedonismo yanqui. No lo sabíamos entonces, pero unos 10 años más tarde TikTok se acabaría refiriendo a una app que irrumpiría en las vidas de millones de personas en todo el mundo, y que encierra muchas de aquellas cuestiones problemáticas de una industria musical que empezaba a acelerarse por entonces.
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