Casandra es la mujer condenada a anticipar la verdad y a que nadie la crea. Sabe de la guerra y del sufrimiento que traerá pronto el invasor, pero quien tiene la autoridad y el reconocimiento es su hermano Helenus, que se inventa sobre la marcha qué pasará pero le dice al pueblo “lo que necesita oír, lo que es útil, lo que le enorgullece”. Casandra no se rinde porque importa "lo que será". Poco antes de la destrucción de su ciudad, avisa a los guardianes: "¡No duerman!".
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